VÍDEO. "No fue fácil mantener el rumbo": Entre el miedo y la emoción, nadadores cruzaron el Garona en Burdeos durante un día.

La tradicional natación de Burdeos tuvo lugar este domingo 16 de junio. Entre los competidores había novatos que vinieron a desafiar sus temores.
Una mezcla de miedo y emoción. En los muelles de la margen izquierda de Burdeos, cerca de la Porte Cailhau, sus seres queridos los animan. Este domingo, a las 11:15 h, se preparan para saltar al agua, en este impresionante tramo del Garona, para una travesía de 1.700 metros hacia la margen derecha. Nada menos que 537 atletas, con mayor o menor experiencia, se han inscrito en esta edición de la Travesía de Burdeos a Natación, incluyendo a los principiantes. Esta categoría es para «aquellos que saben nadar pero no lo hacen a menudo», explica el organizador Marc Lafosse, nadador nacional del Girondins.

Laurent Theillet/SO
Unos cuarenta minutos después, el recorrido acuático fue completado, sin falta, por estos nadadores ocasionales del río. Inès, de 29 años, lo agradeció: «Mi único objetivo era terminar la carrera. La dificultad residía en controlar el recorrido, por eso tuve que nadar mucho a braza, porque en crol no se ve bien por dónde se va. Tardé treinta minutos». La prueba sí que fue cronometrada; el primero en llegar completó el recorrido en 22 minutos y 54 segundos.
Otra competidora en esta categoría de "novata" se muestra sumamente orgullosa. Perrine tiene 45 años y sufre de obesidad: "Tenía 35 kilos de sobrepeso y estoy en seguimiento en el centro de obesidad del Hospital Universitario Haut-Lévêque. Su equipo me dio la confianza para retomar la actividad física. ¡Les dedico esta travesía!"

DAKOTA DEL SUR
El orgullo de haberse esforzado es lo que caracteriza a estos nadadores ocasionales, como Florence. Tiene 71 años y aguantó a pesar de las difíciles condiciones, ya que no había mucha corriente. De hecho, los competidores partieron cuando el Garona se estabilizó, justo antes de que comenzara la corriente descendente. Esto beneficia al nadador que se deja llevar por el agua hasta la meta. En ausencia de esta última, se debe demostrar mayor resistencia.

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"No fue fácil mantener el rumbo", confiesa Maximilien, un atleta de 30 años. "Estaba inquieto, estresado por las corrientes y la distancia. Los barcos que nos observaban hacían olas, me costaba mucho, pero estoy orgulloso". Christophe, de 55 años, comparte una sensación similar: "Al principio fue complicado, pero con el tiempo se convirtió en una experiencia muy agradable. Llevaba años queriendo apuntarme", dice este bordelés. "Soy nadador ocasional, ¡nunca pensé que lo haría!"

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Un detalle importante: el agua estaba a 23 grados Celsius. Así que eso no fue suficiente para apagar el entusiasmo de estos nadadores, quienes quedaron encantados con esta experiencia inmersiva.

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